La caja



  Fotografía de Luis Santalla (Página Web)


No suelo hacer comentarios sobre obras concretas aunque, por una vez y por una petición personal, haré una excepción y dedicaré unas líneas al edificio anteriormente conocido como Centro de las Artes situado en Coruña, de los arquitectos Victoria Acebo y Ángel Alonso.

Conozco el proyecto desde que se alzó como vencedor del concurso convocado para  resolver un edificio que fuera al mismo tiempo museo de la diputación provincial y conservatorio de danza. Dos entidades completamente diferentes en todos sus aspectos que, a través de una singular estrategia lograrían trabajar conjuntamente. Sus autores lo describen del siguiente modo: "Requerían un conservatorio, muy definido por la normativa y el programa, y un museo con un programa mas abierto; así que trabajamos primero sobre el programa mas determinado, abriéndolo y esponjándolo para que se entremezclase con el otro programa; y daba un poco igual cual era la forma que surgiese, lo importante era formar. Formar como la diferencia entre trabajar con lo sólido, lo concreto, lo cerrado y limitado frente a trabajar con lo abierto, difuso e imprevisible que era el museo. El conservatorio sería una forma de hormigón, y lo demás, el espacio alrededor, encima, debajo, a un lado, sería el museo, limitado por un volumen virtual de vidrio."

Hace unos años visité el edificio terminado y vacío con mis alumnos. Me sorprendí y disfruté junto a ellos al cruzar la piel de vidrio y encontrarme con el interior. Bruno Zevi explica que, a partir de un momento de la historia, se concibe el espacio arquitectónico no como término de armoniosa contemplación, sino como lugar de acción y de experiencia. Desde entonces, la autenticidad de un edificio no la puede decidir un criterio de valoración volumétrica, plástica o decorativa, sino solamente la fuerza y coherencia con la que se expresan los espacios, algo que nuestra arquitectura contemporánea parece querer ignorar, salvo contadas sorpresas como éstas.

Por aquel entonces se había decidido destinarlo a un nuevo uso: En su totalidad se dedicaría a Museo Nacional de Ciencia y Tecnología. Por una parte se habrá perdido la posibilidad de ver en funcionamiento su doble condición inicial, pero la adaptación al nuevo programa se le ha encargado a los mismos arquitectos (algo poco habitual y muy encomiable), por lo que, cuando se finalicen las obras, iré a verlo nuevamente con ojos de alumno. 


Un recuerdo final... hace algún tiempo me encontré con una pequeña instalación temporal de María Barreiro Rodríguez-Moldes en el CGAC que tenía por título Un museo para todos. Emulando uno de los primeros diálogos de El Principito, reflexionaba sobre la forma del museo moderno comenzando con la frase: "Por favor..., píntame un museo..." Después de varios intentos, rechazados por ser como un castillo, demasiado antiguo o muy deteriorado, el interlocutor pierde la paciencia y dibuja una caja: "Esta es la caja, el museo que quieres está dentro", obteniendo la ilusionada respuesta: "Así era lo que quería... ¿Piensas que visitará mucha gente este museo?".