Sin palabras


El libro de Jasper Morrison A world without words recopila una serie de imágenes escogidas por el autor con el único acompañamiento textual de cada título. Usos dibujados y esquemas reales, objetos míticos y cotidianos, arquitecturas eternas y efímeras... La riqueza del significado reside en la capacidad de evocación de cada ilustración y del diálogo que se quiera establecer con su compañera de pliego.

Las fotografías, apuntes visuales de un espacio de trabajo, un estudio o taller, se presentan como momentos de evocación para el proyecto, un lugar desde dónde comenzar viajes y conexiones. Es entonces cuando surgen las palabras, llenando el mundo compartido. Para Morrison, lo mejor del trabajo es «la atmósfera del estudio, el proyecto, las discusiones».

Al finalizar un periodo, más allá de las palabras permanecen las imágenes. Y más allá de las imágenes están las personas que te han acompañado. Son las que llenan y engrandecen ese mundo de dudas e ilusiones. Y las que lo transforman.

Por un año nuevo inspirador y lleno de proyectos.

Imagen: La oficina de la Central European Express, proyectada por Ernö Goldfinger en 1927 es una de las imágenes del libro.

En la sombra


Finaliza el año identificado como el centenario de los maestros de la arquitectura española, al cumplirse un siglo del nacimiento de importantes nombres cuyo legado ha sido ampliamente reconocido como aportaciones fundamentales para el asentamiento y desarrollo de nuestra modernidad arquitectónica.

Sin embargo, no fueron los únicos que se ocuparon de esa tarea. A su lado, haciendo la historia de modo colectivo, nos encontramos con otros autores que, con sus pequeñas y grandes aportaciones, lograron cambiar el cariz total del mundo, trabajando como una generación a la manera orteguiana.

Frente a los nombres recordados —en 2014 será José Luis Fernández del Amo, otro de los grandes maestros—, aparecen —o, más bien, desaparecen— otros muchos nombres. Un viejo amigo empleó el término de maestros «en la sombra». Una definición que me parece muy apropiada por todas las connotaciones que puede tener esa sombra —y más todavía en arquitectura—. Nombres oscurecidos o desvanecidos en la historia, nombres eclipsados por otros nombres, incluso nombres enmudecidos por voluntad propia. Todos ellos forman parte de la historia y todos, de alguna manera, construyeron la historia. 

Recientemente se ha publicado el libro Maestros en la sombra, fruto de una serie de conferencias organizadas por la Fundación Amigos del Museo del Prado dedicadas a maestros de la pintura olvidados o ignorados por diversas razones. La luz que arrojan los distintos ensayos sobre su obra y pensamiento permite, no sólo descubrir la importancia de su recorrido personal sino entenderlo como parte de un conjunto, de un trabajo colectivo heterogéneo e integrador.

Trasladando esta idea a la arquitectura, resulta admirable iluminar las trayectorias de nuestros maestros al margen porque, como advierte Miguel Zugaza en la introducción del libro: «Pocos fulgores resultan tan brillantes como los que surgen de las sombras».

Imagen: La oscuridad de La huida a Egipto (1609) por uno de los maestros «en la sombra», Adam Elsheimer.

Cuarenta



En este año que finaliza se cumple el cuarenta aniversario de la creación de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura coruñesa. Por ese motivo, he dedicado los últimos meses a indagar en la historia de una obra prácticamente desconocida —incluso por sus usuarios—, exponiendo los resultados en dos foros diferentes: el X Seminario DoCoMoMo Brasil y las II Jornadas sobre Modernidad y Contemporaneidad, contando en ambos casos con la colaboración de José Ramón Alonso Pereira.

El Seminario —organizado con el título de Arquitectura Moderna Internacional. Conexiones brutalistas 1955-1975— ha servido para explicar la historia del proyecto, realizado entre 1971 y 1975, desde su génesis hasta la propuesta que finalmente se realiza; mientras que la contribución en las Jornadas se ha centrado en explicar las influencias internacionales, analizar la presencia de John W. McLeod como asesor, y destacar la singularidad del trabajo de Juan Castañón Fariña y José María Laguna Martínez, desde la ilusión de las intenciones iniciales hasta la más comedida realidad materializada, y cómo llega a convertirse en una obra emblemática de la arquitectura de su tiempo.

Las dificultades del proceso constructivo y las reiteradas modificaciones cometidas en su mantenimiento por parte de sus usuarios a lo largo de varias décadas hacen de la Escuela de Arquitectura coruñesa un edificio poco o nada valorado en la actualidad, una arquitectura siempre rechazada y, al tiempo, tan singular y tan extraña en Galicia.

En la conclusión del trabajo se indica: «Algunas irrespetuosas transformaciones, y la ausencia tanto de un proyecto de actuación global adecuado a la arquitectura original como de la consideración de su valor patrimonial, convierten a la Escuela en una obra en buena medida desconocida en los medios culturales y arquitectónicos, pero emblemática de su tiempo histórico, de su momento cultural, de las ilusiones y de las confusiones en las que entonces se movía buena parte de la arquitectura coetánea». Que estas aportaciones, realizadas en su cuarenta aniversario, sirvan para arrojar luz sobre la interesante historia de la arquitectura de nuestra Escuela. 

Acceso al documento: Las Escuelas de Arquitectura de La Coruña. Una obra brutalista como origen de un campus universitario

Imagen: Castañón y Laguna, Proyecto de Escuela Técnica Superior de Arquitectura (1973)