Conclusión

Jesús de la Sota: Mural para el pabellón de Pontevedra en la Casa de Campo (1956)

Termina el año con la publicación de La recuperación de la modernidad. Arquitectura gallega entre 1954 y 1973, el libro que tiene su origen en la tesis doctoral defendida en junio de 2013 y que, gracias al apoyo del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia y del Grupo de Investigación en Historia de la Arquitectura de la Universidade da Coruña ha podido ver la luz. 

Después de varios meses de trabajo de revisión de textos, introducción de nuevos datos y ampliación de la documentación gráfica, se ha adaptado a la colección editada por el Colegio sobre la historia de la arquitectura moderna en Galicia, iniciada hace una década con el libro de Fernando Agrasar Vanguardia y tradición. La arquitectura de la primera modernidad en Galicia.
 
Se cierra así una larga etapa de investigación sobre la arquitectura gallega de la segunda modernidad, confiando en que sirva como base y referencia para nuevos estudios y con el deseo de que se aprenda y se disfrute tanto como yo lo hice. Unos deseos también trasladables a los nuevos proyectos que traiga el año a punto de comenzar.
 
Avanzo aquí un fragmento de la introducción del libro:

Es natural que exista un interés de indagar en cómo se ha producido la historia de nuestra arquitectura y, aún más, la que se ha producido en un pasado inmediato y que, con el paso de los años, ha dado lugar a la contemporaneidad que me ha correspondido vivir como profesional y como docente. Gran parte de la arquitectura de ese periodo permanece hoy desconocida e inexplorada, y resultaba un reto atractivo descubrirla y ponerla en valor.

Como explica John Lukacs en su libro
El futuro de la Historia: «Resulta natural que un historiador se interese especialmente por la historia de su propio país, no solo debido a la proximidad, sino porque el interés, el entendimiento y el conocimiento, que incluyen el interés histórico, el entendimiento histórico y el conocimiento histórico, son necesariamente participantes»1. A la proximidad y a la participación en la historia se suma, en mi caso, un interés personal didáctico: ser capaz de transmitir desde la investigación propia cómo ha sido la construcción de la identidad gallega en lo que a arquitectura se refiere. El entendimiento profundo posibilita también la transmisión del conocimiento. Considero que el conocimiento y la divulgación es la primera manera de poner en valor el patrimonio propio.
 
Comparto con Émile-Auguste Chartier la idea de que «no se empezará a escribir verdadera historia hasta que los hombres crean más en lo que ven y tocan que en lo que oyen contar»2. Esta idea se puede aplicar a la historia reciente de la arquitectura gallega, teniendo en cuenta que, como bien expresó Isaac Díaz Pardo en su introducción a los Documentos para la historia contemporánea de Galicia: «sabemos más del neolítico gallego que de la historia que tenemos a la vuelta de cuarenta años. Este es el verdadero drama de la Historia de Galicia»3.
 
Sin embargo, considero que para afrontar la investigación sobre lo propio, debe producirse un cierto distanciamiento. Debe emplearse algo semejante al modo de percibir que empleaba Walter Benjamin y que supo captar perfectamente su amigo Adorno: «Insistió en contemplar todos los objetos tan de cerca como le fuera posible, hasta que se volvieran ajenos y como ajenos entregaran su secreto»4. Volviendo a Chartier, también aquel explicaba que ver es algo más que mirar: «La verdadera riqueza de los espectáculos está en los detalles. Ver es recorrer los detalles, detenerse un poco en cada uno y, nuevamente, captar el conjunto con una mirada»5.
 
Así, tanto Benjamin como Chartier comparten la idea de convertir la «miopía» en un procedimiento crítico y analítico. Su mirada, como explica Martín Kohan, se caracteriza por la microscopía y la atención al detalle, y se opone a la vastedad y a la lejanía de la mirada panorámica6. Benjamin mira de cerca lo que tiene más próximo. En lugar de contemplar el conjunto, observa, en detalle, una parte de ese conjunto. Esto le provoca una sensación de extrañamiento, vuelve ajeno a lo observado, pero también le ofrece una manera nueva de enfrentarse al objeto.
 
Al estudiar la recuperación moderna en la arquitectura gallega he querido emplear ese modo de mirar. Entender el proceso desde el detalle, observando los documentos originales y la obra construida, para liberarme de las visiones panorámicas previas y plantear el recorrido razonado que se ofrece. Y, con ello, buscar que lo más cercano, lo más familiar, se convierta en lejano y distante —en universal— y lo remotamente lejano se vuelva próximo y accesible —en concreto—. Así, la recuperación moderna se entenderá poniéndola en relación directa con la historia general de la arquitectura, y ésta obtendrá parte de su justificación desde lo que aquí se produzca.

Un año más, muchas gracias por vuestra compañía y feliz 2015.
 
NOTAS
1. LUKACS, John. El futuro de la historia. Madrid: Turner, 2011, p. 23
2. CHARTIER, Émile-Auguste. Les idées et les âges. París: Gallimard, 1927, p. 54
3. DÍAZ PARDO, Isaac. «Documentos para a Historia Contemporánea de Galicia». En: FERNÁNDEZ SANTANDER, Carlos. Franquismo y transición política en Galicia. Sada: Ediciós do Castro, 1985, p. 7
4. KOHAN, Martín. Zona urbana. Ensayo de lectura sobre Walter Benjamin. Madrid: Trotta, 2007, p. 28
5. CHARTIER, Émile-Auguste. Propos sur le bonheur. París: Éditions Gallimard, 1928, p. 113
6. KOHAN. Op. Cit., p. 28

Reescrito


Este curso he iniciado una nueva colaboración con Veredes a través de un conjunto de textos que fueron previamente publicados en este blog, algunos escritos hace casi una década. Sin embargo, no quería que fuese una simple recuperación de lo ya dicho, si no que cada texto fuera reescrito desde la actualidad. Eso me ha llevado a pensar de nuevo en cada uno de ellos: revisarlos, corregirlos, ampliarlos... de manera que, aún partiendo de la misma idea, se conviertan en algo distinto que compartir con los lectores. 

Hace unas semanas se publicó el primero, «Oak Park», que tiene que ver con este anterior, «Un paseo imaginario por Oak Park», y hace unos días el segundo, que retitulé «Museos» como revisión de «La traición de los museos». Los siguientes irán apareciendo a lo largo de los próximos meses, por lo que solo me queda agradecer nuevamente a Alberto la invitación y la oportunidad de compartir pequeñas reflexiones y experiencias en un lugar tan interesante.

Imagen: Matthias Schrader, Germanisches Museum in Nuremberg (2012)